El submundo

El metro de Kiev es la leche. Hay un montón de estaciones con decorados artísticos muy chulos. Es del estilo del de Moscú. Todo lleno de propaganda soviética. Incluso en una estación, encontramos una estatua enorme de Lenin (cosa rara en este país).

Los ucranianos, igual que sus vecinos soviéticos, son muy burocráticos. Para entrar en el metro, primero pasas por una ventanilla donde una señora con muy mala leche que mira mal a la gente, te vende un token de plástico sucio a cambio de 50 kopeks (10 céntimos de Euro aprox.). Entonces, coges el token y lo metes en una máquina, que abrirá sus puertas y te dejará pasar al andén, bajo la atenta mirada de varias señoras con muy mala leche, vestidas de uniforme que te vigilan. Luego, bajas interminables escaleras mecánicas hasta el andén, siempre vigilado por estas señoras, y luego coges el metro y tratas de ir a tu destino. Digo "tratas", porque no es fácil; está muy mal indicado (aunque no tan mal como el de Moscú). La salida del metro es similar a la entrada, y para no tener problemas, hay que poner cara muy seria y andar con prisa...